Rojos Globos Rojos, cuando un país es el escenario

 



No es novedosa la tensión del debate que discute al arte en su condición productiva, mercantil, ocurre que en cada crisis resurge con vitalidad y violencias renovadas. En los días que transitamos se cierran teatros, centros culturales, se bajan proyectos estatales de difusión de las artes, se desfinancia la educación (toda, incluyendo la artística), se persigue a los artistas callejeros y ya casi nadie, tampoco El Cardenal, puede pagar la boleta de la electricidad.

Que El Cardenal y Las Popis nos reciban agradecidos, pero aclarándonos que el teatro está al borde del cierre por no poder pagar sus cuentas, nos representa en un realismo visceral, intimísimo. No es poca cosa. A partir de ese momento, los cuerpos de Raúl Rizzo, Gabriela Perera y Marta Igarza, serán la idea y la forma de la idea en un solo y maravilloso hilo que recorre la dramaturgia de Tato Pavlovsky, con el centro en Rojos Globos Rojos,  impecable collage logrado por el director y dramaturgo Christian Forteza. Una obra que persiste respirando tan adentro de la vida, merece reconocerse móvil. 

El cierre de un teatro es muchas muertes simbólicas. Allí se mueren los personajes, los paisajes que fueron cómplices de representaciones atemporales. No es un problema del paso del tiempo, pero además nos pasa el tiempo. Y nos duelen las rodillas, dice Cardenal (Raúl Rizzo), ya no solo la indignación. Y seguimos acá, dice Cardenal, haya dos o tres o diez o cien o un espectador. Se hace teatro en el inmenso valor de poner cuerpo a una experiencia humana. Hay riesgo, terror, coraje y amor, sobre todo amor al ser humano en el teatro de Tato Pavlovsky. El collage es muy respetuoso con la esencia, la vulnerabilidad no es de fiar, la inocencia es una rabia que macera.

Las Popis (Gabriela Perera, Marta Igarza) son las responsables de la maceración. El escenario permite todo, hasta el detenimiento del cuerpo, algo que debería ser pecado confundir con quietud. Cardenal se confiesa, ríe, juega entre dos volcanes atentos, demasiado atentos como para esquivar su propia lava. Y, como una araña paciente, sus voces se disparan para dar en el blanco y confrontar a la idea y su forma —amor o sexo o vejez o cansancio o resistencia o piedad— a la certeza que Cardenal elabora para su alivio y empaparla de duda.

Un collage nos permite encontrar formas nuevas con formas preexistentes, Rojos Globos Rojos concentra en una amorosa vitalidad la fuerza de un dramaturgo que supo mirarnos (y mirarse) amablemente a los ojos, y la astucia de otro dramaturgo que supo escuchar más allá de la palabra. La impecable actuación de dos actrices y un actor que efectivizan el encuentro humano de los cuerpos como territorio sencillo y complejo. La piel y el alma están ahí, una unidad necesaria.

Animalitos asustados de poder y de impotencia, eso somos ante un monstruo grande que se come la historia, la empatía, los lingotes de las reservas, los teatros, los paraísos que supimos construir.

Resistimos, como Cardenal, para cien, para diez o para uno. Aguardamos, como Las Popis, el momento propicio para la mordida.



Rojos Globos Rojos

Autoría: Eduardo Tato Pavlovsky

Adaptación: Christian Forteza

Actúan: Raúl Rizzo, Gabriela Perera, Marta Igarza

Dirección y Puesta en Escena: Christian Forteza

Fotografía: Sebastián Ochoa


Centro Cultural de la Cooperación

Av Corrientes 1543 - Caba

Domingos 19 hs

Entradas por Alternativa Teatral


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