Manos enguantadas, la poesía y el boxeo según Vargas
Que Walter Vargas es periodista deportivo, es una información conocida. Que Walter Vargas es un gran poeta, es una información que puede tenerse de forma previa o percibirse al encontrar dentro de su libro de crónicas y perfiles pugilísticos, la delicada pluma que forma la imagen que necesitamos para "sentir" aquello que se nos cuenta.
Desde la antropología y el punteo filosófico-sociológico del deporte, Vargas nos presenta un mundo de seres humanos que tienen la particularidad de hacer de su trabajo la elegancia de esquivar el golpe, la inteligencia de medir al otro cuerpo en movimiento. En el camino inverso de quien esquiva la batalla, aquí se habla de guerreros que se deciden como tales para enfrentar mucho más que aquello que cabe en un ring.
Y en la faena, el cronista periodista poeta, nos permite conocer la intimidad, no solo de los protagonistas principales, sino -verdaderamente- del conjunto de ese mundo. Periodistas deportivos o árbitros, mánagers, todos quedan sostenidos en la urdimbre del cronista que no mezquina anécdotas o relatos textuales que nos emocionan tanto como nos acompañan a reflexionar.
Los conceptos "maestro" y "rincón" se entremezclan, se lee al espacio como se lo cuenta, en su intimidad, en su significancia, así como se nos explica que boxear y pelear no son lo mismo, pero "hasta el boxeador más clásico en equis momento ve obligado a prenderse, y ahí se ve cuánto fuego tiene y hasta dónde llegan las llamas".
La poesía. El boxeador será una zarza ardiente o no será nada. "No es tan difícil de deducir que hoy mismo Bonavena sacaría del ring a unos cuantos de estos carapálidas a los que cualquier mal viento les resfría el alma".
Walter Vargas nos entrega un recorrido histórico sin historicidades, crónicas donde el cronista se involucra, perfiles donde su mano no se esconde. Recuerda y nos relata la intimidad de sus entrevistas, la profundidad de la razón y la emoción, la amorosa tarea de quien reconstruye desde el respeto profundo por el ser humano que tiene delante.
Para el poeta, el ring es un escenario móvil, el mundo se hace de pequeños banquitos que construimos para descansar, la vida es un juego de cintura donde esquivamos golpes; sí, pero de la misma forma nos advierte: sin fuego no hay acción de lucha posible, sin fuego no hay calor que ampare al cuerpo cuando caiga.
Manos enguantadas
Walter Vargas
Editorial Al Arco (2023)
Comentarios
Publicar un comentario