Geometrías de la tristeza, un arraigo a la vida real
Escribimos para construir textos que, en su generosidad, nos construirán a su vez a nosotros mismos. Fabio Martínez Maldonado nos acerca su nuevo libro, Geometrías de la tristeza, con la brutal entrega amorosa de quien otorga a la poesía una parte de su alma.
La geometría, como método, nos habla de una forma determinada. La forma en la que Fabio intenta determinar una tristeza inabarcable, como es la muerte.
No se detiene en su palabra para analizar, ni para remediar, ni para dar sabios consejos sobre el qué hacer frente al desarraigo y la mutilación que la muerte nos provoca. Al contrario, elige suspenderse en la incertidumbre, en la duda, en la absoluta confusión que los sentidos padecen, en las nuevas observaciones que la vida brinda cuando se la arranca de cuajo.
"Ahora /solo hay tierra/cada molécula/cada límite físico/es tierra/su primer nombre/es tierra/mi segundo nombre/una herida".
"Las horas/se fabrican cortas,/quizá/los días venideros/no vengan/si es así/debemos conservarlo todo"
El tiempo se transforma en un acto de magia. No hay detrás ni delante, es este presente absurdo y vital donde ocurre el espacio. Lo que no está cobra una presencia descomunal. La ausencia, como animal herido, va lamiendo los versos que se ordenan en un ritmo sistólico. Late la palabra de Fabio, sin el esfuerzo de retener, sin el ánimo de fluir. Late, como única posibilidad urgente de los cuerpos.
"La gente/es gente/porque teme/habitar como semilla".
El poeta nos acerca la idea de lo pequeño, como espacio contenedor del todo. La semilla, envuelve al árbol que será. Desconoce los límites del miedo, de la historia, de la bárbara condición en la que habitamos. Toma el riesgo de ser, lejos del horror del que no hablan los dioses cuando cuentan los pecados.
La poesía de Fabio se ejercen como despedida, sí, pero también como cuna. "Todos te hacen invisible en los retratos y en los recorridos del pasado. Pero, eres tan invisible como las casas de nuestro barrio; están allí, siempre están allí". El amor no conoce de abandonos. La sangre del poeta va en sus manos como un arrullo de dolor, de rabia, y de un amor intenso. No se escribe para dejar ir la vida, sino para resignificarla. No se escribe para entretener a los lectores aburridos, sino para desempolvar el abatimiento de un mundo que nos sumerge y nos asfixia. No se escribe para nadie más que para uno mismo, que también es el otro.
En esta geometría extraña que transitamos, el poeta le habla a su hermano: "la memoria es caminar a tu lado sin verte", y nos habla a todos.
En su despedida, Virginia Woolf escribió: "No me queda nada, excepto la certeza de tu bondad". ¿Estamos suficientemente de pie como para resistir el golpe? ¿Tenemos las manos suficientemente limpias para acariciar a nuestros fantasmas?
Las manos de Fabio son brotes de agua. Manantiales bondadosos que lloran lo merecido. La poesía es un medio, el amor la gran usina.
Las manos de Fabio, insisto, son brotes de agua.
Beban, limpiarse el corazón es un acto de valentía.
Geometrías de la tristeza (2021)
Fabio Martínez Maldonado
Ángeles de papel Editores
Prólogo Valeria Sandi
Ilustraciones: Helí Ernesto Martínez, Gilberto Bustos, Marcela Noguera, Diana Redondo.
María Negro
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