Rosa en las islas, el viaje de un pueblo
Se va a casar Rosa. Su mundo es un escándalo de esperanzas y deseos. Juega, la vida es un juego. Un juego con sus primas o un juego con su tía, un juego de besos con el Ramón que la ama. La radio aturde de noticias y al Ramón, sin consultar, se lo lleva el camión que arrastra adolescentes de los pueblos hasta las Islas Malvinas, hasta una guerra rabiosa, helada, lejana, ajena. En el año 1982, 23.000 soldados de entre 18 y 25 años fueron reclutados para enfrentar la armada inglesa en las Islas. Sin armamento ni vestimenta adecuada para el espacio, con temperaturas bajo un profundo cero, muchos fallecieron de hambre, de frío, de infecciones. Desde los medios nacionales, la campaña por reunir recursos para la guerra ganó a todo el pueblo. Miles de habitantes entregaron sus joyas, sus recursos, para sostener a sus hijos, sus novios, sus maridos, sus pequeños hombres llevados a la muerte. Todo resultaría en un gran robo, pero ese mismo pueblo demoraría mucho tiempo en descubrirlo. De esta